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El 1º de enero de 1999, a las 00:00 a.m., el euro se ha convertido en la moneda oficial de 11 Estados miembros de la Unión Europea con un tipo de conversión fijo respecto de sus monedas nacionales. Estos 11 países pertenecientes a la zona Euro son: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Portugal. Todos ellos han tenido que superar un examen consistente en cumplir los criterios de Convergencias que fueron establecidos en el Tratado de Maastricht firmado en febrero de 1992, que tras su ratificación entró en vigor el 1 de noviembre de 1993. Reino Unido, Dinamarca y Suecia permanecen al margen de la UEM por libre decisión y Grecia, ha sido excluida porque no ha cumplido los requisitos fijados en el Tratado. A partir de ahora, el valor del euro frente al dólar y las restantes monedas, incluidas las de los cuatro Estados miembros que se quedan fuera de la zona del euro, fluctuará de acuerdo con las condiciones del mercado. El tipo de conversión fijado para España es 1 Euro = 166, 386 pesetas. Un poco de historia ... Dicho Tratado culmina un proceso que se inició desde finales del decenio de 1960: la creación de la Unión Económica y Monetaria (UEM). En 1969, la cumbre Europea de la Haya estableció la UEM como objetivo oficial. En el informe Werner de 1970 se proponía un plan para la consecucción de la unión económica y monetaria en el plazo de diez años. Sin embargo, debido a la crisis del petróleo, las divergencias entre las políticas económicas y la debilidad del dólar, las primeras medidas para vincular las monedas en la "serpiente monetaria" se redujeron a un acuerdo entre Alemania, Dinamarca y el Benelux. En 1979, volvió a iniciarse el proceso mediante la creación del Sistema Monetario Europeo (SME), que constituyó un desarrollo sin precedentes en la cooperación monetaria. El SME se fundamentó en el concepto de unos tipos de cambio estables, pero ajustables, basados en unos tipos centrales definidos en relación con el ECU, una nueva creación equivalente al promedio de las monedas participantes. Durante las negociaciones sobre el Tratado de Maastrichit en 1990 y 1991, tanto los economistas como los políticos consideraban en general al SME un éxito. La volatilidad de los tipos de cambio entre las monedas europeas se había reducido sustancialmente: entre 1979 y 1985 era dos veces menor que entre 1975 y 1979 y volvió a reducirse a la mitad entre 1986 y 1989. La disminución y la convergencia de las tasas de inflación y de los tipos de interés a largo plazo contribuyeron asimismo al éxito del SME. El éxito del SME sirvió como referencia importante en los debates sobre la Unión Económica y Monetaria, reiniciados en 1985, considerándose el SME cada vez más como un paso necesario hacia la realización del mercado único. En 1998, el Consejo Europeo de Hanover instituyó un comité presidido por Jacques Delors, entonces Presidente de la Comisión Europea, que debía proponer las fases concretas de acceso a la UEM. Delors recomendó un plan en tres etapas en el que se preveía una mejora de la coordinación de las políticas económicas y monetarias, hasta llegar a la creación de una moneda europea y del Banco Central Europeo. Basándose en el informe Delors, el Consejo Europeo de Madrid de 1989 decidió que la primera etapa de la UEM empezase en julio de 1990 y el Consejo Europeo de Maastricht de diciembre de 1991 resolvió que Europa dispusiese de una moneda única para el año 2000. El Tratado de Maastricht define las condiciones y el calendario de introducción de la moneda europea. |
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