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Consejería de Econom?a y Hacienda   
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Los dos beneficios esenciales que obtienen los países que forman parte de una unión monetaria son:

  1. Eliminación de los costes de transacción como consecuencia de la sustitución de las distintas monedas nacionales actualmente existentes por una moneda única. Aunque es difícil cuantificar esta reducción de costes, se han estimado las ganancias derivadas de la eliminación de estos costes de transacción entre un 0,5%-1% aproximadamente del PIB comunitario.
  2. Eliminación de la incertidumbre asociada a la variación de los tipos de cambio de las monedas de los países que se integrarán en la moneda única. Esta ventaja es clara si se consideran los efectos perjudiciales que la excesiva variabilidad de los tipos de cambio y la incertidumbre generan sobre los flujos de comercio e inversión internacionales.

Además de los efectos beneficiosos sobre estas dos variables, diversos autores han destacado los efectos de la menor incertidumbre sobre el crecimiento económico: la reducción de la variabilidad de los tipos de cambio llevaría a un descenso de la prima de riesgo que incorporan los tipos de interés reales. Esto, a su vez, tendería a aumentar las inversiones productivas al hacer atractivos aquellos proyectos que actualmente no lo son debido al relativamente alto coste del capital. De forma que la mayor eficiencia en la utilización de los recursos llevaría a una mayor productividad y, en consecuencia, a un mayor crecimiento a medio plazo.

Ahora bien, a estos efectos beneficiosos hay que añadir otros que se derivan del proceso particular de introducción del euro que está siguiendo la Unión europea, así como de las características diferenciales que ésta presenta. En este sentido, hay que tener en cuenta los siguientes elementos que resultan decisivos en la adopción de la moneda común y que van a permitir la obtención de ventajas adicionales:

- Un mercado único donde las mercancías y los factores circulan libremente, establecido el uno de enero de 1993,
- y normas de obligado cumplimiento relativas al tamaño de la deuda pública y del déficit público así como a la financiación de este último.
- Una sola autoridad monetaria encargada de formular una política monetaria única.

De la consideración de estos elementos pueden identificarse los siguientes beneficios:

Profundización en el mercado interior: El establecimiento del euro, aunque no imprescindible para el funcionamiento del mercado interior, sí que va a permitir dar un paso definitivo en la consecución de la integración de los mercados, incrementando así los beneficios que aquel ofrece. En efecto, la existencia de monedas distintas y la inestabilidad cambiaria asociada constituía una barrera que impedía hacer efectivos todos los beneficios potenciales del mercado único. El establecimiento de los precios de los bienes y servicios en una sola moneda favorecerá la transparencia en todo el mercado europeo, con lo que se dificultará la fijación discriminatoria de precios.

Estos efectos son de aplicación asimismo a los mercados financieros, en los que se incrementará la competencia entre las diversas instituciones financieras al desaparecer uno de los elementos que contribuyen a la segmentación de mercados: la denominación de los activos en distinta moneda. En consecuencia, las alternativas de financiación abiertas a particulares y empresas se verán ampliadas y mejoradas de forma sustancial.

Estabilidad macroeconómica: Las condiciones de convergencia fijadas en el Tratado de la Unión Europea garantizan que sólo aquellos países con estabilidad macroeconómica accedan a la moneda común. La satisfacción de dichos criterios asegura que los países tienen unas finanzas públicas saneadas y que han conseguido estabilizar la inflación a unos niveles reducidos. Además, el criterio relativo a los tipos de interés a largo plazo asegura que la convergencia entre los distintos miembros y la estabilidad macroeconómica son sostenidas en el tiempo, y no puramente transitorias.

Como complemento a estos criterios de convergencia, una vez en vigor la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria, el funcionamiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento permitirá que los países miembros sigan comprometidos con la estabilidad macroeconómica, y fundamentalmente con el control de los déficit públicos.

Las buenas condiciones macroeconómicas apuntadas se ven reforzadas por la existencia de una política monetaria única, cuyo objetivo es la estabilidad de precios. Todo ello garantizará además que el nuevo Banco Central Europeo gozará de una alta credibilidad antiinflacionista, con lo que conseguir los resultados deseados de inflación resultará menos costoso.

Este nuevo entorno macroeconómico caracterizado por una mayor estabilidad sentará las bases para que España, como el resto de países de la zona Euro, puedan crecer y crear empleo a un ritmo estable y sostenido.

Moneda internacional: Finalmente, el poder económico y comercial de la Unión Europea y las bases sobre las que se está construyendo la moneda única, permitirán que el euro se convierta en una moneda de reserva internacional.


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