Apicultura en Espinosa de Henares
  
Colmena

     Articulo extraído de la tesis doctoral

     Antropología medica de Espinosa de Henares                                                     
     Autor: D. Salvador Juárez Martínez



 La cría y explotación de abejas en colmenas constituye una ocupación tradicional y característica de Espinosa y del resto de su provincia. A pesar de que la apicultura es una parcela especial de la ganadería, se halla también relacionada con la agricultura habiéndose comprobado que, con la intervención dirigida de las abejas en la polinización ordenada de cultivos, se producen aumentos de más de un 30 por 100 en los rendimientos de las cosechas.
 La miel y las abejas han sido utilizadas por el hombre desde tiempos ancestrales. Así, "la caza de nidos" ha quedado reflejada en varias pinturas rupestres levantinas; en Irak se descubrió una receta para un tipo de medicación, escrita sobre arcillas del año 2004 a. de C., que sugería mezclar arena de río, aceite de oliva, aceite de cedro; en el antiguo Egipto se usaba miel para las ceremonias religiosas, como medicina, como alimento de animales sagrados y para embalsamar cadáveres; los escritos hebreos contienen numerosas alusiones a la miel; los chinos, en el siglo 1 a. de C. la prescribían como medicina y la mezclaban con opio; tres mil años a. de C. se utilizaba la miel en la India para ceremonias, cocina y para curar el asma, los resfriados y las enfermedades de la piel, considerándose como tónica ( miel fresca ), expectorante y laxante ( miel madura ); antiguos documentos griegos y romanos refieren que el pan con miel en el desayuno les mantenía libres de enfermedades y que los soldados usaban ésta como conservante para alimentos y como remedio para heridas, dolores, infecciones y como un largo etcétera de aplicaciones medicinales, algunas de las cuales se consideran hoy supersticiones y otras han demostrado su real eficacia.
 A pesar de las diferencias de clima, altitud y flora, no existe ninguna zona de la provincia de Guadalajara que no produzca miel, aunque la más conocida es la de la Alcarria, por donde pecorean la mayor parte de las abejas de esta provincia, incluidas las de Espinosa en su sistema trashumante. La apicultura a pequeña escala constituye en este pueblo una ayuda complementaria a la economía familiar, siendo muchas las personas que mantienen sus colmenas ( no más de 30 por familia ) en un lugar fijo ( sistema fijista ), obteniendo miel para el consumo propio y para la venta de pequeñas cantidades en el pueblo. La raza de abejas que predomina en las colmenas es la abeja negra ( Apis mellifera hispánica ), hosca y agresiva defendiendo su miel y su casa, con poca tendencia a la enjambración natural ( salvo forzada por el clima o la escasa floración ), laboriosa, gran cosechadora de polen, pero poco resistente a las enfermedades. Aunque la abeja solo pica en defensa propia o de la colmena, a veces se emplean otras razas menos belicosas, como la amarilla ( A. mellifera ligustica ) o la carniola (A. mellifera carnica ), que apenas hacen uso de su aguijón. Las plantas melíferas más abundantes en esta zona son: labiadas (espliego, romero, lavanda, salvia, cantueso, tomillo, etc. ), cistáceas (jara y estepa), ericáceas (brezo y galluba ) y rosáceas (zarza, zarzamora, escaramujo, endrino, cerezo y manzano ). Cuando la abeja descubre un tipo de planta rico en néctar y polen ya no busca otras plantas, sino que permanece fiel a esa variedad durante mucho tiempo. En este hecho se basa el sistema trashumante , que aprovecha en cada época del año el predominio de una determinada especie en floración para obtener mieles monofloras.
 Algunas colmenas son de tipo vertical ( modelos Perfección y Dadam ), formadas por una base o peana que sirve para el despegue y aterrizaje de las abejas, una sección inferior o cámara de cría, un excluidor de reina, una o varias secciones superiores o alzas ( según necesidades ), el techo o cubierta superpuesto. Pero la mayoría de las colmenas son de tipo horizontal ( modelo Layens ), de traslado más seguro al trashumar; consta de una sola caja cuadrangular, con una puerta o piquera en la base, doce panales en su interior y una tapa o puerta superior con cierre y orificios de ventilación para el traslado. En la colmena vertical, gracias al excluidor de reina, la miel ocupa las alzas superiores, y la cría la sección inferior. En el horizontal, la cría ocupa el centro de cada cuadro o panal, rodeada por una banda circular de polen, y la parte periférica contiene las celdillas con miel, cubiertas por una fina capa de cera llamada opérculo. Cada colmena suele tener una reina, 500 -1.500 zánganos ( existentes sólo en primavera-verano ) y de 8.000 - 20.000 obreras en invierno a 50.000 - 70.000 en verano. La reina es una hembra desarrollada, vive unos tres años y su labor es la postura de los huevos (hasta 3.000 diarios). Los zánganos son machos procedentes de huevos no fecundados (partenogénesis), cuya tarea es fecundar a la reina, siendo su vida de dos a tres meses. Las obreras son hembras con desarrollo ovárico incompleto, procedentes de huevos fecundados, con una vida de seis-ocho meses (invierno) o de seis-ocho semanas ( verano ), siendo sus labores: recoger polen y néctar, construir los panales, defender la colmena, convertir el néctar en miel, alimentar crías, regular la temperatura interior, etc. Las colmenas se asientan sobre terrenos propios, cedidos o alquilados en trashumancia, en laderas protegidas del aire, cerca del agua y de las flores y lejos de casas y niños, disponiéndose en filas con dos metros de separación y cada colmena a un metro de la otra, todas con las piqueras orientadas al sur.

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