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Bajo la denominación
de hidrocarburos aromáticos policíclicos
(HAP's o PAH's en sus siglas en inglés)
se agrupan más de 100 compuestos químicos
orgánicos distintos cuya característica
común es que se componen de anillos aromáticos
simples que se han unido.
Los Hidrocarburos Aromáticos
Policíclicos (HAP's) se encuentran en productos
derivados del petróleo y el carbón,
formando también parte de los compuestos
emitidos en combustiones incompletas de combustibles
y otras sustancias orgánicas diversas (basuras,
alimentos, biomasa, etc), así como en procesos
de fabricación de pesticidas, pinturas,
alquitrán u otros derivados petrolíferos.
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Así,
las principales fuentes de estos contaminantes
son el tráfico rodado, las calefacciones,
las incineradoras de residuos, los alimentos ahumados
y a la parrilla, las centrales termoeléctricas
clásicas, el tabaco, los incendios forestales,
etc. Una vez generados, su carácter semivolátil
y su estabilidad, les confieren una enorme movilidad
entre los distintos medios.
En la atmósfera presentan
una gran facilidad de adsorción a las partículas
atmosféricas, por lo que su determinación
se suele realizar a partir de la captación
de material particulado PM10 y/o PM2,5. Dada su
escasa estabilidad fotoquímica se descomponen
a altas radiaciones solares y en combinación
con otras sustancias químicas presentes
en la atmósfera que sean oxidantes fuertes,
por lo que no es habitual encontrarlos en altas
concentraciones lejos de las fuentes de origen.
La exposición a los hidrocarburos
aromáticos policíclicos (HAP's)
de los seres vivos puede generar efectos nocivos
en la piel, fluidos y órganos. Al ser ingeridos
o inhalados pasan a absorberse y, al ser sustancias
lipófilas, se distribuyen por órganos
y tejidos ricos en grasas, donde experimentan
una oxidación enzimática que los
hace en algunos casos genotóxicos, pudiendo
ser carcinógenos, mutagénicos, o
afectar al sistema inmunológico, la reproducción
o el propio desarrollo celular.
A pesar de que no existe un valor
límite específico para este grupo
de contaminantes, la tendencia habitual en la
regulación de los hidrocarburos aromáticos
policíclicos es a considerar como referencia
el Benzo(a)pireno y establecer una serie de valores
para intentar determinar la posible contaminación
de origen antropogénico de la atmósfera.
En este sentido, la Directiva 2004/107/CE ya establecía
en su anexo I un valor objetivo de 1ng/m3 medido
sobre la fracción de partículas
PM10 medidas mediante gravimetría. Otros
países, como Alemania, establecieron en
su día rangos de concentración en
inmisión que van desde los 0,11 ng/m3 hasta
los 0,52 ng/m3 para la consideración de
atmósfera no contaminada.
En Castilla-La Mancha los niveles
de este contaminante son normalmente muy bajos,
por debajo de los 0,15 ng/m3 de media en la determinación
del Benzo(a)pireno, dentro de la consideración
de Atmósfera No Contaminada. Tan sólo
de forma ocasional, y ante situaciones de escasa
dispersión atmosférica que esporádicamente
se pueden producir en zonas de elevada densidad
industrial y de tráfico, se producen niveles
más elevados para este contaminante, aunque
nunca por encima del valor objetivo establecido
por la Directiva 2004/107/CE. |