También
se puede dar como consecuencia de otros procesos
específicos de la industria metalúrgica
o celulósica, por las reacciones del ácido
nítrico, o en empresas de la galvanización
o que disponen de procesos de soldadura.
En las reacciones de combustión,
principales causantes de la contaminación
ambiental por este contaminante, su generación
depende de la temperatura de llama, el porcentaje
de oxígeno, la tipología de combustible
y otros factores que hacen que pueda variar sustancialmente.
Sin embargo, las nuevas tecnologías de
combustión y reducción de este contaminantes
que se están generalizando en los últimos
años, están permitiendo optimizar
los procesos de combustión y reducir sustancialmente
la emisión de este contaminante atmosférico.
El Monóxido de carbono
(NO) es un gas incoloro, de olor dulce a altas
concentraciones, que resulta tóxico en
gran medida debido a su alta reactividad, ya que
es fácilmente oxidable a NO2.
El dióxido de nitrógeno
(NO2) es sin embargo algo más estable en
la atmósfera, aunque en la misma resulta
también tóxico y muy contaminante
ya que es precursor de las partículas de
nitrato, del ozono troposférico ante altos
niveles de radiación solar, o uno de los
gases responsables de la lluvia ácida,
debido a su alta solubilidad en agua, con la que
da lugar al ácido nítrico.
Ambos gases son pues tóxicos
y afectan principalmente al sistema respiratorio,
generando irritación en las vías
respiratorios a exposiciones cortas y altas concentraciones.
En exposiciones prolongadas a largo plazo pueden
generar cambios en el tejido pulmonar, pudiendo
incluso derivar en daños irreversibles
del mismo. Sobre la cubierta vegetal y los materiales
genera daños similares al SOx, al generar
deposiciones ácidas que pueden afectar
a los tejidos.
La normativa delimita de forma
extensa este contaminante estableciendo valor
límite horarios (200 µg/m3) y anuales
(40 µg/m3), así como un umbral de
alerta a la población (400 µg/m3
durante tres horas consecutivas), e incluso un
nivel crítico para protección de
la vegetación (30 µg/m3 anual). En
la red de control este contaminante es también
ampliamente controlado, disponiendo de equipos
de medición en continuo en todas las estaciones
de control.
En Castilla-La Mancha los niveles
de este contaminante son normalmente muy bajos,
por debajo de los 30 µg/m3 de media. Tan
sólo de forma ocasional, y ante situaciones
de escasa dispersión atmosférica
que esporádicamente se pueden producir
en zonas de elevada densidad industrial y de tráfico,
se producen niveles más elevados para este
contaminante, aunque no se supera nunca el valor
límite horario establecido en la normativa. |