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Las partículas en suspensión
son aquellas partículas presentes en el
aire que, debido a que disponen de un tamaño
lo suficientemente reducido, pueden permanecer
"flotando" en el mismo por un tiempo
indeterminado e incorporarse a las vías
respiratorias de los seres vivos, o depositarse
finalmente sobre la superficie de plantas y edificios.
El tiempo de residencia en la
atmósfera, su capacidad para penetrar en
las vías respiratorias, depositarse, o
generar daños, depende de dos factores
esenciales: el tamaño de la partícula
y su composición.
En este sentido, la normativa
y los métodos de muestreo se centran en
el tamaño de las partículas, ya
que resulta ser el principal factor limitante
para la mayor o menor penetración en las
vías respiratorias. Así, resulta
obligatorio para las redes de control la determinación
de aquellas partículas de menos de 10 micrómetros
de diámetro (10µm), denominadas fracción
PM10, ya que son las partículas que presentan
una mayor capacidad de acceso a las vías
respiratorias y por lo tanto mayor afección
a las mismas.
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Sin embargo, dentro de la fracción
PM10, la penetración en las vías
respiratorias se diferencia aún más
ya que las partículas más pequeñas
(menores de 2,5 µm) se depositan en los
alvéolos, la parte más profunda
del sistema respiratorio, donde tienen más
posibilidades de ser incorporadas al torrente
sanguíneo y casi ninguna de ser expulsadas,
mientras que las partículas en el rango
de 2,5 µm a 10 µm se depositan preferentemente
en la región traqueobronquial y nasofaríngea,
desde donde son expulsadas por el sistema respiratorio,
pudiendo pasar al tracto gastrointestinal.
Este hecho diferencial hace que
la tendencia en los últimos años
lleve a la determinación adicional de la
fracción PM2,5, que son aquellas partículas
con un diámetro inferior a 2,5 µm,
por ser este tipo de partículas las que
presentan una mayor capacidad de acceso al nivel
pulmonar, en el que quedan atrapadas pudiendo
generar efectos más severos sobre la salud.
Por otro lado, la composición
de las partículas hace que estas sean más
o menos reactivas con su entorno, lo que intervendrá
en el tiempo de permanencia y en los daños
que sobre los materiales y tejidos se puedan generar.
En este sentido, las partículas PM2,5 presentan
además la peculiaridad de incluir composiciones
química de una mayor afección para
la salud humana, lo que justifica que se incremente
su control y determinación.
Los factores meteorológicos
son también esenciales en la generación,
transporte y deposición de las partículas
en suspensión, interviniendo considerablemente
en las concentraciones detectadas para este contaminante
en el control de la calidad del aire.
En cuanto a su generación,
las partículas en suspensión pueden
estar formadas por dos tipos de fracciones, una
de origen natural, formada por partículas
minerales provenientes de la erosión natural
del terreno y los materiales o por partículas
orgánicas provenientes de la emisión
de polen, mohos, esporas, etc., y otra de origen
humano, o antropogénica, previniente de
procesos de combustión, tráfico
rodado, desgaste de maquinaria, procesos de extracción
de minerales y movimiento de tierras, etc.
En las vías respiratorias
pueden generar desde irritación, fundamentalmente
en nariz y garganta, hasta daños en los
pulmones, bronquitis o empeoramiento de distintas
afecciones pulmonares preexistentes, en función
de su penetración, la exposición
a la que se encuentre el sujeto y su composición
química. En el aire reducen la visibilidad
a altas concentraciones y, en su deposición,
afectan a la fotosíntesis de las plantas
o ensucian y decoloran estructuras, edificios
y ropa.
La nueva normativa de calidad
del aire establece valores límite para
PM10 (diario de 50 µg/m3 y anual de 40 µg/m3),
así como un valor límite para PM2,5
de 25 µg/m3 y un valor objetivo. En la red
de control y vigilancia de la calidad del aire
se realiza el control en continuo del material
particulado PM10 mediante equipos basados en la
técnica de atenuación de la radicación
beta instalados en un total de nueve estaciones
de control. Adicionalmente, en los últimos
años se han instalado también equipos
para la medición en continuo de la fracción
PM2,5 en tres estaciones de control, que funcionan
en paralelo a los equipos para la determinación
de PM10, de forma que se disponga de un histórico
que determine la contribución de esta fracción
a las partículas PM10.
Los equipos beta instalados,
al no basarse en la técnica de referencia
establecida por la normativa (gravimetría)
dado que ésta impide el control en continuo
de los niveles en inmisión de este contaminante,
disponen de estudios de correlación que
corroboran la validez de las mediciones realizadas
con los mismos. Dichos estudios de correlación
frente a la técnica de referencia, que
se incluyen en la página web, se están
realizando para todos los equipos beta y permiten
la corrección del dato arrojado por el
dicho equipo para su adecuación a los niveles
reales detectados en inmisión.
En Castilla-La Mancha los niveles
de partículas son elevados esencialmente
por la considerable contribución que a
los mismos se produce por parte de la fracción
natural, debido al clima especialmente seco de
la región, que contribuye a una mayor degradación
material y a una resuspensión elevada de
las partículas ya existentes. Por otro
lado, se debe tener en cuenta también el
aporte que se produce desde el desierto sahariano
y el norte de África, conocidas como "intrusiones
saharianas".
Así, los niveles medios
de PM10 obtenidos en la región se encuentran
en promedios anuales que van de los 22 µg/m3
a los 40 µg/m3 anuales, superando en algunas
de las estaciones de control los valores límite
diarios que se establecen en la normativa.
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