Dentro se conserva un magnifico retablo mayor, fechable en la primera mitad del siglo XVII. La arquitectura del retablo, de autor anónimo, fue completada por el escultor y pintor vecino de la cercana villa de Almedina, Miguel Bajo Castillo y pintado, dorado y policromado en el 1643 por él mismo. Se trata de un retablo de estructura que se adecua perfectamente al ábside en el que se ubica, por lo que adopta una forma semipoligonal, y en el que se combinan escultura y pintura cobijadas en una máquina arquitectónica armoniosamente compuesta y formada por banco, tres cuerpos, tres calles y dos entrecalles. La arquitectura es muy clasicista, utilizándose el orden jónico en el primer cuerpo y el compuesto en los otros dos; posee un guardapolvo simulando unas arquitecturas que se corresponden con las columnas de los dos cuerpos y se remata por cráteras. En el segundo cuerpo las tres escenas principales se cobijan por tímpanos triangulares que se repiten en las tres escenas centrales del último piso. Con todo ello se consigue hacer una obra de lectura diáfana en todo el conjunto, finalidad para la que fue concebido. La lectura iconográfica no ofrece un mensaje tan definido, mezcla escenas de la vida de Cristo y de la Virgen. |
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Comenzando la descripción por el banco, tenemos entremezclados con paisajes y grutescos, a San Lucas, San Juan y el Prendimiento de Jesús, el Lavatorio, la última Cena, la Oración del Huerto, San Mateo y San Marcos, es decir, cuatro escenas pasionales, flanqueadas por cuatro evangelistas, todas ellas realizadas en pintura. En el primer cuerpo estarían, pintadas, la Adoración de los Reyes y , el Nacimiento de Jesús y, esculpidas, la figura de Santo Domingo, advocación a la iglesia y hoy sustituida por el Sagrario y, a ambos lados, Santo Tomás de Villanueva y San Gregorio Obispo. El segundo cuerpo conserva las dos pinturas de las calles laterales que representan el Pentecostés y la Ascensión de Cristo, y la figura central esculpida de la Asunción de la Virgen; a ambos lados de ella se alojarían dos esculturas de San Pedro y San Pablo. Por fin, en el último piso se ha conservado todo el conjunto, formado por dos escenas pintadas en los extremos, la Flagelación y el Ecce Homo, y tres tallas, el Calvario en el Centro y, a sus lados, la Virgen y San Juan, los tres bajo tímpano triangular. |
En
el retablo de Terrinches se puede apreciar la relación con el
círculo de escultores que están bajo la influencia de
Francisco Cano. La escultura refleja la pervivencia del estilo Berruguete
y sus seguidores. Las pinturas conservadas son las escenas del banco
y cuatro lienzos. En ellas se ha introducido el naturalismo que caracterizada
la pintura española de la primera mitad del siglo XVII; las pinturas
del banco, de Miguel Bajo Castillo, son de una menor calidad. En los
lienzos se observa la mano de dos pintores diferentes y la confluencia
de dos corrientes artísticas. |
Los
del cuerpo superior, de mayor calidad y caracteres manieristas, quizá
se deban a la mano de Gaspar Vistal. Dignos de mención son los
retablos laterales en yeso que se conservan que se conservan en la misma
parroquia y que fueron labrados por esas fechas. |