CULTURA - Tablas

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En el retablo, anónimo, se aúnan perfectamente arquitectura escultórica y pintura. Cronológicamente debe situarse entre los años 1535 –1549, fecha esta última en la que ya está documentado su asentamiento en el santuario. Realizado probablemente por un maestro castellano, conocedor de los avances estilísticos conectados con las formas renacentistas, cercano a las escuelas de Guadalajara y Cuenca (dinastía de los Gómez). En esta influencia destaca el sentido monumental en el tratamiento de las figuras, la aproximación a los cánones vitruvianos, las poses elegantes e idealizadas, así como ecos procedentes de los maestros italianos.


Sin embargo todavía puede observarse claros rasgos conservadores, conectados con la tradición tardo-medieval representada por Juan de Borgoña y Pedro Berruguete, tendencia propia de las escuelas manchegas de maestros canteros y escultores durante toda la primera mitad del siglo XVI. Así se explica la recurrencia a los paneles de fondo, a los Grutescos, a la preferencia del oro, o las dudas en el tratamiento de la perspectiva, acusándose una falta de integración entre las figuras y los fondos.

El retablo consta de banco o “predella”, dos cuerpos, tres calles, ático, aletas y remate, combinando la pintura, el temple mixto en sus ocho tablas, y la escultura en bajorelieve, en los encasamientos, entrecuerpos, guardapolvo y remate, con pilastras de basas sencillas, fustes y capiteles enriquecidos con grutescos en relieve. Predominan los motivos vegetales y geométricos (ovos, palmetas, dardos ). Originalmente los motivos ornamentales de la arquitectura que encuadra las mencionadas pinturas, combinaba los tonos blanco, gris-verdoso, rojo y verde aguamarina, enriquecidos por zonas con pan de oro sobre bol rojo.

Iconográficamente el retablo desarrolla el tema de la Rendición.
La Predella o banco se compone de tres tableros. De izquierda a derecha representa cinco figuras de tres cuartos, agrupadas en los extremos en dos parejas (San Francisco de Asís y un santo dominico, y San Sebastián y un Santo Obispo) con disposiciones frontales o ligeramente ladeadas. Destaca el preciosísimo en le tratamiento y la idealización de los rostros. Como rasgos típicamente medievales conserva la utilización de los paneles o bambalinas de separación en el fondo, dorados, y los nimbos en disposición frontal, de similarfactura. Junto a ellos son rasgos claramente renacentistas la introducción de sencillos paisajes y la aparición de mobiliario clásico en los mencionados fondos.

El primer cuerpo se compone de dos tablas laterales, con dos parejas de santos (San Pedro y San Pablo Apóstoles/San Marcos y Santiago el Menor), y una hornacina ocupando la calle principal, en la que tradicionalmente se veneraba la imagen tallada de Nuestra Señora de Luciana. Las figuras de los paneles de cuerpo entero, de pie, sobre suelo pétreo, dispuestas delante de fondos casi planos introduciendo un ligero efecto de perspectiva mediante la utilización de muretes renacentistas.

Conservan el telón y los nimbos dorados. Predominan los colores planos, y la concepción lineal de las figuras, matizadas por un suave “contraposto” clásico.

El segundo cuerpo se compone de dos paneles laterales muy similares estilísticamente a los descritos en el caso anterior, ocupando la mitad izquierda la escena de la “Anunciación” y la derecha la pareja de Santos compuesta por “ San Juan y San Mateo Apóstol ”.

El remate o ático se compone de una única tabla, representando el Calvario o “Deesis”. Iconográficamente presenta gran similitud con el Calvario perteneciente al Retablo de Santa Librada de la Catedral de Sigüenza, obra de Soreda (1525 – 1526).

 

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