¿Por qué Tribaldos lo han llamado "Tacita de Plata?
(Por Santiago Martínez Orea)

Yo a mi madre le he oido decir muchas veces, cuando era niño, esa palabra: Tribaldos, Tacita de Plata.

Allá por el año 1850 yo lo llamaría "Pueblo de emprendedores y muy buenos capataces, bien organizados", ya que en todo el pueblo no había familia que no tuviera su casa, su viña, o sus olivas, había casas grandes, casas medianas y casas pequeñas, todos tenían algo.

Tribaldos (Cuenca). Pueblo de la época, con 700 u 800 vecinos, con una extensión del término municipal de 23,75 kilómetros cuadrados, sin terreno de regadío, lo recuerdo de niño como un vergel de bien cuidados olivares y viñedos. Las casas grandes: Los Morillas, los Bresanes, los Ballesteros, don Luis, casa del Cura, doña Concha, los Torres. Recuerdo cuando varios pueblos de alrededor seguían con la labranza rudimentaria, en Tribaldos había tractores, segadoras, trilladoras, para la recolección de los cereales. En industria había tres fábricas de aceite de oliva (Los Morillas, Bresan y los Ballesteros). Bodegas de vino, además de las casas de fábricas de aceite, estaban don Luis el Cura, Doña Concha, los Torres, Ángel Ferrán, los Chucarros, Amores, casa Bustas, Muela, Crispulo Gómez, casa Sabadie, descendiente de Uclés.

Pasando otra vez a industría: dos fábricas de yeso y escayola; fábrica de gorras; comercio de paños y tejidos; dos talleres mecánicos y forja; dos talleres de construcción de carros y galeras; tres panaderías; botica o farmacia, donde los pueblos de alrededor venían a por la medicinas, que las elaboraba el boticario, Señor Paulino; tres tiendas de ultramarinos, destacando la de Anastasio Martínez.

Con los grandes emprendedores y muy buenos capataces agrícolas que había conseguían tres cosecha: primera, cereales y leguminosas (cebada, trigo, avena, garbanzos, almortas, yeros, lentejas) en julio y agosto. Segunda, vendimia (en septiembre y octubre) recogida de uva y elaboración de vinos, (mi padre hacía de bodeguero). Tercera, en pleno invierno, recogida de la aceituna, que para recogerla venían gente de los pueblos de alrededor, porque en el pueblo no había personal suficiente para recogerla.

En ganadería, a pesar de no ser muy extenso el término municipal del pueblo, entre las diversas casas grandes conjuntaban alrededor de 2.500 a 3.000 cabezas de ganado ovino, destacando la raza que criaban los Morillas; además del ganado mencionado, había 200 cabezas de ganado caprino de todo el pueblo (llamada Dula), donde pagaban a un pastor todos los propietarios de las cabras para sacarlas al campo todos los días a darles de comer.

El presente comentario está sacado del Libro "FRUTO DE UNA MEDALLA" escrito por Santiago Martínez Orea.