Parece como si en una desesperada lucha contra el
tiempo, los Pueblos pequeños nos hayamos propuesto recuperar nuestra historia, y no
precisamente para aprender de ella, porque, mucho nos tememos, no nos vamos a encontrar en
la tesitura de repetirla. Nuestras calles ya no están embarradas y por la noche no
podemos jugar con la ambigüedad de la oscuridad como antaño, pero cada vez vemos menos
gente tomando el fresco en las calles, menos niños correteando por el pueblo; acaso
durante unos pocos días del verano vuelven los que dejaron la hoz y la zoqueta y la vida
resurge en el pueblo...., luego el invierno y el viento paseando su monótona canción por
las calles desiertas.
La Historia que es el tiempo, o viceversa, es cíclica en sus
conclusiones: surgen pueblos donde no los había y desaparecen los que hubo; mañana aquí
sólo quedarán algunas piedras que harán intuir a las generaciones venideras el soplo de
vida que aquí existió. Pero ¿y la Memoria?; esa inmensa capacidad de proyectar al
futuro las experiencias pasadas, más allá del "carpe diem"; al final sólo nos
quedará ella, aletargada entre las páginas de un libro.
Sin pretensiones, pero con el convencimiento de que éstas páginas
pervivirán más que los que aquí nacimos, se han escrito estos "Apuntes"
siempre parciales, nunca definitivos, con el ánimo de quienes estiman que "algo es
algo", y con el desánimo de quienes piensan? que "para esto, mejor nada".
A unos y a otros, por lo que de síntesis tienen sus estímulos, el merecido
reconocimiento.