Siglo XIX

En la "Relación de pueblos de la provincia de Cuenca en sus tres partidos de Cuenca, Huete y San Clemente, según el Plan aprobado por S.M. a consulta del Consejo de Hacienda de 22 de diciembre de 1.804, mandado observar y remitido a su intendencia por la Secretaría de la Real Hacienda, en 13 de febrero de 1.805 para que rija desde primero del mismo año", recogida por Mateo López en su libro "Memorias históricas de Cuenca y su Obispado" edición de Angel González Palencia (1953), aparece Villalgordo del Marquesado como perteneciente al partido de San Clemente del que dista 5,5 leguas, con la categoría de Villa y con un total de 75 vecinos (unos 300 habitantes), de los cuales 3 eran eclesiásticos, 14 Hidalgos y 59 Estado General. (Estos datos de población se refieren a 1.802). Es de destacar la gran proporción de Eclesiásticos e Hidalgos, respecto de los vecinos del "Estado General", por lo que ello tiene de incidencia en la estructura socioeconómica de la población: tanto eclesiásticos como hidalgos son elementos no productivos y además perciben los primeros determinados impuestos que satisface el "Estado General" y los segundos están exentos por su condición de "hidalguía" de satisfacer impuestos. Si comparamos el número de Eclesiásticos e Hidalgos, con los existentes en los pueblos vecinos, la desproporción se sigue manteniendo:

Municipio                    Religiosos                 Hidalgos                       Estado General

Villalgordo Mdo.              3                                14                                       59

Montalbanejo                   6                                22                                     272    

Alconchel                          3                                  2                                     141

Villar de la Encina            3                                  6                                     111

La conclusión es que nos encontramos ante un pueblo donde las desigualdades sociales y la pobreza (en lo público y lo privado), se nos presentan con mayor crudeza que en las poblaciones vecinas. En Cuanto a Jurisdicción y Señorío, pertenece Villalgordo del Marquesado, al Conde de Santa Coloma. Desde el punto de vista de la jurisdicción eclesiástica, pertenece en estos momentos al Arciprestazgo de Alarcón, y a la Abadía de Alconchel, según se expresa en el "Plan del Obispado de Cuenca, con sus divisiones, pueblos, parroquias, curatos, beneficios, prestamerías y préstamos.", en el que se cita en Villalgordo del Marquesado la existencia de " una parroquia, un curato y una prestamera."

Sólo a partir del Siglo XIX, y sobre todo a raíz de 1812, finalizada la guerra de la independencia y publicada la Constitución Liberal de Cádiz, se producirá el cambio de jurisdicción, dejando de pertenecer Villalgordo a la Nobleza y pasando a depender, en cuanto a jurisdicción, del Rey aunque la nobleza seguiría detentando la propiedad útil de las tierras. Va a ser éste, un siglo donde las convulsiones sociales (Guerra de la Independencia, Constitución de 1812, Revolución de 1.820, Guerras Carlistas, Revolución de 1.869, I República, Restauración...) serán la tónica dominante y a las que no permanecerán ajenas nuestros pueblos, en donde el aumento de la población no corre parejo a una mejora de las condiciones de vida; antes al contrario, se produce un aumento de los jornaleros (paralelo a la proletarización de la sociedad urbana), cuyo nivel de subsistencia se encuentra a un paso de la extrema pobreza.

De estos primeros años del Siglo XIX, sabemos un poco del acontecer del pueblo por los ya citados expedientes de "Cuentas de propios y arbitrios". Aunque de manera esporádica, algo se supo de la Guerra de la Independencia (1.808-1.812) en Villalgordo, pues consta que en el año de 1.809 se pagan 60 reales "a Pablo Canillas, maestro Carpintero, por el trabajo de hacer un tablero para el horno de pan cocer, propio de esta villa, por causa de haberlo quemado los enemigos..." ¿Qué otros enemigos pudieran ser que no los Franceses?. Además en ese mismo año, se pagan 33 reales "a Manuel Sáiz Carralero, como comisionado que conduce enfermos y Franceses....por diez caballerías menores, según la orden del Comandante..." Posiblemente esta columna que pasó por Villalgordo causó aquéllos escasos daños.

El bandolerismo propio de la época también se dejó sentir en la comarca, pues en las cuentas del año 1.807 se pagan 40 reales a Alfonso Olivares, que era Alcalde en el momento, Pedro Antonio Sáiz y Pedro Trigos "que salieron...con los de Villar de la Encina a la persecución y aprisión de los malhechores que hace muchos días están turbando la seguridad de los pueblos de esta comarca y robando las personas que bajan al mercado de la villa de Belmonte..."

Pero no sólo se persiguen a malhechores, también se hace con los animales salvajes (Lobos, Zorros...) y se premia su captura y muerte, dedicándose a estos menesteres, a parte de a los asuntos divinos, el Sr. Cura Párroco D. Esteban Cándido Espinosa, que en 1.809 percibe, nada menos que 138 reales (el sueldo del escribano es de 200 reales al año...) "en premio de haber matado una Loba con 4 Lobeznos...al sitio que se denomina el monte tallar intitulado Mueda, lo que ejecutó el día 28 de junio de 1.809."

Por estas fechas, 1.814, se está construyendo el Cementerio o "Campo Santo", pues hasta ese momento los fallecidos eran inhumados en la Iglesia, a la vista de los restos humanos hallados en la actual Iglesia cuando se realizaron obras, así como en la "Iglesia Vieja". Se pagan 500 reales "al maestro alarife y Sr. Cura para ayuda hacer el campo santo"

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                                Apunte de las cuentas de propios de 1.814, referido al Campo Santo

También en estos primeros años del Siglo XIX se muestra cierta inquietud en la Corporación Municipal por realizar determinadas obras; así en 1.805 se pagan 180 reales a "Fernando López, teniente mayor de obras de la ciudad de Cuenca, que de orden del Sr. Intendente pasó a esta villa a plantear las obras públicas de Sala Ayuntamiento, Cárcel, Carnicería y Panería del Pósito, solicitadas hacer por el Ayuntamiento".

En cuanto a festividades religiosas, no es la del Cristo de la Vera Cruz la que se celebra (que fue introducida posteriormente), sino que, al menos hasta 1.835 (último año en que consta aportación económica del Ayuntamiento a la fiesta en la Cuentas de Propios y Arbitrios) la devoción de Villalgordo y sus gentes es para Santa Quiteria, a cuya festividad y procesión el Ayuntamiento viene contribuyendo económicamente todos los años, según consta en la justificación de cuentas: "...22 reales por la festividad de Santa Quiteria, conforme al reglamento que justifica el libramiento y declaración jurada del Comisario que la ha hecho, y recibido el Sr. Cura." (Año de 1.783)

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                      Apunte en las Cuentas de Propios de 1.783, referido a la festividad de Santa Quiteria.

Como curiosidad, aunque de fecha muy posterior, existe un acuerdo del Ayuntamiento de 3 de mayo de 1.891 en el que "el Sr. Presidente manifiesta a la Corporación la conveniencia de construir un poyo o descanso para el Cerro de San Cristóbal para colocar la imagen del Santo Cristo de la Vera Cruz durante la ceremonia de la bendición de campos que tendrá lugar en este día y el de mañana..." Según este acuerdo resulta que el que hoy conocemos como Cerro de la Mesa se llamaba Cerro de San Cristóbal, y que la denominación actual le viene de la construcción de ese "poyo o descanso" en el año de 1.891; hoy día "la mesa" sigue existiendo en el centro del mirador construido en el Cerro e inaugurado también un 3 de mayo de 1.999.

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Cerro de la Mesa, antiguamente llamado Cerro de San Cristóbal.

Las Guerras Carlistas o la Revolución de 1.869, la restauración monárquica en la persona de Amadeo I o la proclamación de la I República, no turban prácticamente el monótono acontecer de la vida en el pueblo; se diría que todos estos aconteceres político-sociales pasan inadvertidos a la población y casi a su Ayuntamiento, aunque en 1.869 se denomine "Ayuntamiento Popular" en vez de "Ayuntamiento Constitucional", que año tras año viene celebrando Sesiones todos los Domingos, sin acordar prácticamente nada: en la mayoría de las Sesiones sólo se da cuenta de la correspondencia recibida que no podía ser mucha. El alistamiento de los mozos, la fijación de los repartos de los impuestos y las subastas de los diferentes "ramos", son los únicos asuntos que se repiten cada año en las sesiones municipales; a parte asuntos puntuales merecen la atención de los munícipes: la compra o arreglo de la "romana de la Villa", o del "tambor" con que se llamaba a las subastas, o de la "escopeta del Guarda Municipal", la reparación de algún camino siempre mediante prestación personal, o del Pozo Concejil...etc.

También hay Acuerdos Municipales que ya nos hablan en este siglo XIX de la Solidaridad Internacional frente a las catástrofes naturales, aunque se tratase de nuestras "Colonias": el día 27 de enero de 1.868 se reúne el Ayuntamiento para dar cumplimiento a una instrucción del Gobernador Civil y se procede a "nombrar la Junta Parroquial para que esta saliera a implorar la caridad pública a fin de amparar a nuestros hermanos en Filipinas y Puerto Rico de las catástrofes que han sufrido por causa de los huracanes...". Pero también los hay Solidaridad Nacional frente a las inundaciones que han provocado catástrofes en diversas zonas del territorio nacional, como por ejemplo el de 1 de noviembre de 1.879 en que el Ayuntamiento acuerda remitir a la Caja del Banco de España 25 Pesetas como donativo para socorrer las calamidades que han sufrido por las inundaciones los pobladores de la Vega de Murcia, Lorca, Orihuela y Murcia; o el de 27 de septiembre de 1.891 cuando el Ayuntamiento toma en consideración la sugerencia del Gobernador Civil para que cooperen con alguna cantidad "...para socorrer en parte las desgracias causadas por las inundaciones en las provincias de Toledo, Almería y Valencia y especialmente en el pueblo de Consuegra..."

De la citada Revolución de septiembre de 1.869, proclamación de Amadeo I, instauración de la I República y Restauración, apenas se vislumbran sus efectos si no fuese por acuerdos puntuales e indirectos que adopta el Ayuntamiento. Así el día 21 de noviembre de 1.869 se reúne el Ayuntamiento para dar cumplimiento a lo mandado por el Gobernador Civil en oficio de 20 de Octubre, "por el que se destituía de su cargo al Regidor de ese Ayuntamiento D. Antonio Porras, por no haber jurado la Constitución." Se trata ciertamente de la Constitución Revolucionaria de 1.869, "La Gloriosa", y el Ayuntamiento, guardando y cumpliendo dicha Orden, y "hallándose presente el Regidor D. Antonio Porras, quedó enterado del contenido de la misma y separado del Cargo de Regidor de este Ayuntamiento". El día 6 de febrero de 1.870 se procede a nombrar nuevo Regidor Síndico en sustitución de éste, recayendo el nombramiento en D. Lesmes Hermosilla. También resulta anecdótico que el Cura se niegue a asistir al acto municipal de juramento de fidelidad al Rey Amadeo I al no tener "orden de su prelado"(Sesión de 5 de febrero de 1.875).

Más grave es que se anulasen las Elecciones de 1.871 por defectos en la formación de las listas electorales (cosa que por otra parte era normal en la época), acordando la Diputación Provincial que se volviesen a celebrar los días 24 a 27 de enero de 1.872, previniéndole al Alcalde "bajo su más estricta responsabilidad, que provea de la Cédula a todos los electores que se hallen inscritos en el libro de Censo Electoral" El Ayuntamiento en sesión de 21 de enero de 1.872 acuerda formar nuevamente las listas electorales.

Cuando la Revolución y la República han sido liquidadas, ordenándose a primeros de enero de 1.875 la disolución de las Juntas Revolucionarias, el Ayuntamiento de Villalgordo del Marquesado no tiene muchos problemas en dar cumplimiento a lo ordenado, ya que antes de recibir la orden del Gobernador Civil se reúnen el día 2 de enero de 1.875 más de quince personas en el Ayuntamiento y acuerdan "proclamar la Monarquía Constitucional representada por D. Alfonso XII, en virtud de haberlo sido por la Nación y el Ejército...", nombrándose una Junta Provisional. Cuando les llega la orden del Gobernador Civil de disolver las Juntas Revolucionarias, y como ya han nombrado una Junta Provisional, no tiene mas que reunirse el 10 de enero de 1.875 y acordar "que siendo los mismos individuos de la Junta...se constituía en Ayuntamiento"; la transición de la Revolución a la Restauración se opera sin traumas y pacíficamente en Villalgordo, pues a parte de los formalismos, son prácticamente las mismas personas que representaron a la Revolución y a la República en el Ayuntamiento, los que representan a la Restauración....

Tampoco las Guerras Carlistas parecen afectar la vida de los vecinos de Villalgordo, pues cuando el día 9 de julio de 1.875 se reúne el Ayuntamiento para dar cumplimiento a una Circular del Gobernador Civil, que pedía información sobre personas de la población que hubiesen formado parte de algún Comité Carlista, la Corporación le contesta diciéndole que " no les consta que haya persona alguna en esta población que haya formado parte de algún Comité Carlista"; tan sólo citan a un tal Rodrigo Muñoz, "avencidado en esta población y residente en Castillo de Garcimuñoz, que se marchó con los Carlistas"; igualmente dicen ignorar " que haya persona alguna en esta que suministre con ninguna clase de recursos a las referidas facciones."

La Guerra de Cuba va a ser la última calamidad de este siglo que afecta a las gentes de nuestros pueblos, cuando ven marchar a un mundo lejano y desconocido a algunos de sus hijos a luchar por algo que no se comprende. De Villalgordo también fueron a Cuba algunos soldados, al menos tres, según recuerdan los más viejos del lugar, aunque constancia documental sólo existe respecto de Fernando Lorca que volvió al pueblo y fue Guarda Municipal; pero también alguno murió en aquéllas tierras como se deduce del Acuerdo de 15 de marzo de 1.903, cuando el Ayuntamiento en virtud de una circular publicada en el Boletín de la Provincia, remite la lista de los individuos de esta villa muertos en las campañas de Cuba y Filipinas, con objeto de perpetuar su memoria en el monumento Nacional que se va a construir a tal efecto, para lo cual también da un donativo de 15 Pesetas.

 



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