Esta primera entrada del ejército
romano en Hispania, inicia la romanización de la península (S.III a.C.) a la que
seguiría un largo proceso de sometimiento - voluntario o por la fuerza - de los pueblos
Ibéricos a Roma. Los efectos romanizadores en esta zona se producirán con posterioridad,
con el inicio de las campañas del cónsul romano Tiberio Sempronio Graco contra los
pueblos que la habitaban, en el año 179 a. C. y, aunque tardíos, los efectos
romanizadores se dejarán sentir en nuestro término municipal, a través de tres
asentamientos claves:
1. - "La Venta": Situada en un importante cruce de
caminos, junto a la vía romana principal (Cartagena-Alcalá de Henares). Santiago
Palomero en su estudio citado sobre las vías romanas, denomina a este yacimiento como
"La Ventilla" (por aparecer con este nombre en algunos mapas antiguos), y la
considera como "probable mansión". El poblamiento romano se desarrolla
en este lugar desde el siglo I a. C. hasta el siglo IV d. C. A partir del Siglo XV, a
juzgar por los restos cerámicos y numismáticos, hubo en el lugar una Venta o posada de
caminantes, y de ahí su nombre actual. El asentamiento romano es de grandes dimensiones y
estaría ocupado ininterrumpidamente desde el año 50 a.C. hasta el 350 d.C.
aproximadamente. La cerámica aparecida en la zona (cerámica romana de tradición
ibérica, terra sigilata de buena factura altoimperial, cerámica común romana..),
pavimentos romboidales, pesas de telar, monedas y otros objetos (fíbulas, adornos)
confirma la ocupación del lugar en la época citada. Han aparecido incluso hachas y
cortadores de piedra pulimentada, aunque no pueden asociarse a poblamiento estable
anterior, pero sí a la frecuencia de su paso por esta vía de comunicación. Posiblemente
el asentamiento Romano a que nos referimos se tratase de una "Villae"
dedicada a la explotación de la agricultura y ganadería, sin excluir los oficios
tradicionales en cualquier comunidad de este tipo: Telar, Herrería (restos de fundición
de cobre, bronce, plomo...). El cruce de caminos, aún apreciable ahora y mucho más en
los planos de antes de la concentración parcelaria, y la existencia del llamado "pozo
de la venta" (hoy sin ese brocal de piedra caliza de una sola pieza, del nos
habla Santigo Palomero), junto a una desaparecida acequia, nos indican las bondades del
lugar donde se hallaba el asentamiento.
Mitad de molde de arcilla para fabricación de
adornos
"La Venta", yacimiento Romano a ambos lados del Camino Real
(Piñas de pino), hallado en "La Venta".
(Vía Romana Cartago-Nova-Complutum)
Pesas de Telar encontradas en "La Venta".
Pavimento romboidal hallado en "La Venta".
2.- "Los Villares": Entre los términos de
Montalbanejo y Villalgordo, y sirviendo de centro del poblado el "pozo de los
Villares", se sitúa este asentamiento romano que posiblemente tuvo su primera
ocupación en el siglo I d.C., una vez dominado por la fuerza el asentamiento Celtibérico
ubicado en el Cerro Castejón (se observa cerámica quemada que indica la
posibilidad de su destrucción). Al igual que el anterior poblado de "La Venta",
el declive del asentamiento se produce a finales del Siglo IV d.C., lógica consecuencia
de la entrada en España de los pueblos "bárbaros" (Visigodos, entre otros). La
cerámica y utensilios que aparecen en la zona, son de características semejantes a los
del anterior poblado. La aparición de numismática del emperador Teodosio, que gobernó
hasta el año 395 d.c dividiéndose a su muerte el imperio romano entre sus hijos Honorio
(Imperio de Occidente) y Arcadio (Imperio de Oriente), nos indica la época en que
probablemente desapareció el asentamiento.
Este poblado estuvo asociado, con toda seguridad, a la
explotación minera del "Lapis specularis", que se encuentra a poco más
de 1 Kilómetro en línea recta.
Yacimiento
Romano de "Los Villares"; al fondo el "Cerro Castejón", asentamiento
Celtibérico.
3. - "Camino Viejo" o minas de "Lapis
Specularis": Cerca de Los Villares, y también entre los términos de
Montalbanejo y Villalgordo, se sitúa la explotación minera del "Espejillo"
(yeso cristalizado) llamado por los Romanos "Lapis Specularis" (piedra espejo),
y los pequeños poblados asociados a la misma. Nos encontramos ante un verdadero complejo
minero, igual a los existentes en muchos puntos de la provincia de Cuenca, especialmente
cerca de la ciudad de Segóbriga.
"Lapis Specularis"
Pozo de una Mina en "Camino Viejo"
El historiador romano Plinio el Viejo, habla en su
"Historia Natural", libro XXXVI, de la existencia de minas del tipo descrito en
el espacio de "100.000 pasos alrededor de Segóbriga", y nos asegura que "la
más la más traslúcida de esta piedra se obtiene en la Hispania Citerior, cerca de la
ciudad de Segóbriga y se extrae de pozos profundos"; con posterioridad, San
Isidoro de Sevilla también nos habla de las minas de "lapis especularis" en
su obra "Etimologías". Aún puede observarse en el complejo minero de la zona
de "Camino Viejo" uno de éstos pozos (los demás han sido tapados con piedras)
de boca cuadrada y paredes lisas donde se ven huecos para incrustar maderos a modo de
peldaños, con una profundidad de unos 10 metros y en su fondo se abren las galerías en
busca del espejillo que se cortaba dentro de la mina en grandes placas sacándose al
exterior por estos pozos (que también servían de aireación), donde era preparado para
su transporte directamente a Roma, siguiendo el Camino Viejo de Montalbanejo y enlazando
con el camino del Pozuelo hasta llegar a la vía romana principal a la altura de la Venta,
rumbo al puerto de Cartagena. La utilidad del espejillo por lo translúcido y la
posibilidad de cortarlo en láminas, era principalmente para servir de cristales, aunque
también se utilizaba como elemento de construcción para elaborar escayola, y como
elemento ornamental en las construcciones principescas y molido en finos cristales se
mezclaba con la arena de las construcciones públicas de espectáculos, de tal manera que
producía un brillo refulgente cuando los rayos del sol caían oblicuos.
Las minas de "Lapis Specularis", propiedad del Estado Romano y presumiblemente
explotadas por sociedades arrendatarias, supusieron para toda la comarca un desarrollo
económico sin precedentes; la propia ciudad de Segóbriga encuentra su razón de ser en
la explotación de la minería. Junto a la explotación minera, y a boca de mina se
encuentran los poblados mineros, donde se puede observar sobre el terreno la existencia de
trozos cerámica ("Terra Sigilata", cerámica común, ánforas) y utensilios de
tal calidad como no se encuentran en importantes ciudades romanas; también se han
encontrado, según referencias, monedas acuñadas en todos los metales, especialmente en
plata (Denarios), lo que hace pensar que el ejército romano estaba presente de algún
modo en las explotaciones mineras (el Denario era la unidad monetaria de retribución de
los soldados). Los trabajadores de las minas podían ser esclavos, pero también hombres
libres que percibían su salario.
Fragmento de Ara romana encontrado
en la zona minera.
"Terra Sigilata" encontrada en la zona minera
Estas minas se explotaron intensamente a lo largo de
todo el siglo I d.C. y posiblemente, aunque en menor intensidad, en el siglo II d.C. A
partir de ese momento se produce una explotación meramente residual, sin connotaciones
comerciales; incluso hasta hace muy pocos años, en que después de puesto al fuego se
machacaba hasta reducirlo a polvo y servía para encalar las fachadas y habitaciones de
las casas, y también se podía ver haciendo las funciones de cristal en pequeñas
ventanas.
Nunca nuestro término municipal y las gentes que lo habitaron en
aquélla época han conocido un desarrollo y actividad económica tan alta, gracias a una
piedra tan modesta como "el espejillo" y a las posibilidades de uso que le
dieron los romanos. |