El Siglo XX
se inicia en España con el lastre del "pesimismo " que trae causa en el
desastre de 1.898 (pérdida de las últimas Colonias y guerra de Cuba), pero también en
la crisis social y económica de un país anclado en el medievo que no es capaz de asumir
los retos planteados por la Revolución Industrial. Los movimientos obreros surgen con
fuerza en las ciudades proletarizadas y también en el medio rural el campesinado
(jornaleros y pequeños propietarios) comienza a organizarse. El sentimiento renovador
prende en los intelectuales y en gran parte de la población pero el Estado, representado
por una Monarquía en crisis, es incapaz de abordar las más mínimas reformas; la
dinámica violencia-contraviolencia sume al país en el caos político, económico y
social. El ejército, apenas recuperado de la crisis del 98, vuelve a retomar la táctica
del "pronunciamiento" hasta concluir en la Dictadura Militar del General Primo
de Rivera.
La ausencia de protección social de la población es un hecho
constatable en la época, incidiendo con extrema dureza en las capas más pobres del
vecindario, constituyéndose para suplir esta ausencia de protección las "Sociedades
de Socorros Mútuos", que sin embargo no se dieron en Villalgordo respecto de las
personas (y sí para los animales). Así se explica que durante estos primeros años del
Siglo se sigan tramitando por el Ayuntamiento expedientes de ingreso en la Casa de
Beneficiencia de Cuenca (en 1.906 de tramitan 3 expedientes de otras tantas personas
"pobres de solemnidad"; 2 expedientes en 1.916...) de personas de edad avanzada
(aunque también de algún menor que ha quedado huérfano y varios casos de "niños
expósitos") que están en situación de "extremada pobreza y estado de
soledad sin amparo de nadie"; en estos casos poco podía hacer el Ayuntamiento,
aunque disponía en sus presupuestos de una partida para "Socorros
Domiciliarios" a cuyo cargo se auxiliaba a las familias que se encontraban en
"situación triste por falta de recursos" o a quienes se habían encargado
inicialmente de "la lactancia y conducción a la Capital" de niños expósitos.
Las enfermedades y epidemias aún siguen afectando a la población,
adoptándose medidas de aislamiento, a instancia de lo ordenado por el Gobernador Civil,
como ocurre en 1.909 cuando el Ayuntamiento acuerda "establecer una barraca para
una o dos camas según fuese necesario, para albergar enfermos que padezcan enfermedades
infecto-contagiosas." A finales de 1.918 se desarrolla en la población una
epidemia de gripe, acordando el Ayuntamiento el día 17 de noviembre "...adquirir
drogas desinfectantes y hacer socorros domiciliarios para controlar la enfermedad gripal
en esta localidad..." aprobando para ello un Presupuesto Extraordinario que
afortunadamente no fue necesario utilizar, pues "...la enfermedad que reinó en
esta localidad, titulada "Gripe", ésta fue benigna y hoy desaparecida por
completo" (Sesión de 12 de enero de 1.919).
También el ganado fue pasto de las epidemias, según consta en Acta
del Ayuntamiento de 4 de octubre de 1.921 en la que se da cumplimiento a lo ordenado por
el Gobernador Civil disponiendo que se "acantone el ganado lanar enfermo de
viruela de D. Federico Ruiz en los pastos que éste posee en el término". En
fechas anteriores se había constituído en Villalgordo una Sociedad de Socorro Mútuo
para proteger a los labradores de la gran desgracia que supone la pérdida de un animal de
trabajo, formándose en 1.911 la "Sociedad de Socorros Mutuos sobre ganado
Mular y Caballar", integrada por once vecinos, y cuyo objetivo es el de "favorecerse
en caso de que cualquiera de los comparecientes tuviera la desgracia de que se le muriera
una mula de las que figuran en la lista de labradores asegurada". En la expresada
lista figuran las mulas, machos mulares, yeguas y caballos de los que forman la sociedad,
con expresión de sus nombres, edades y valoración. En caso de muerte de uno de estos
animales los socios se obligan a pagar "la mitad del animal muerto";
también, si por accidente fortuito se inutilizara un animal, se abonaría la mitad de su
precio. Si hubiera discrepancia sobre el valor del animal, se estará al dictamen del
Veterinario. En el caso de que algún socio maltratara un animal "con miras
egoístas y se le probara la intención del mal trato", será expulsado como
socio sin derecho a percibir nada por la caballería muerta o inutilizada. La sociedad se
constituye por seis años, reuniéndose los socios cada año para actualizar el valor y
número de caballerías de cada uno; inicialmente se aseguran un total de 41 animales (la
mayoría mulas, que van desde los tres años de edad hasta los diecisiete, con valores
entre las 125 a 1.375 Pta. Resultan curiosos los nombres de los animales, protagonistas de
este "seguro privado": la mula Diamantina, Sultana, Distinguida, Esmeralda,
Defensora, Lujosa, Poderosa, Marinera, Imperiala, Preciosa, Perla...; el macho Castellano,
Africano, Catalán, Tremendo...; la yegua Serrana...
La actividad municipal durante los primeros treinta años de este Siglo
XX, en vista de los acuerdos del Ayuntamiento que constan en las Actas Municipales, se
ralentiza mucho más que en el siglo anterior hasta llegar a ser prácticamente
inexistente; son muchas las Sesiones que no se celebran por falta de asistencia de
Concejales y muchas más las que se limitan a dar cuenta de los boletines y
correspondencia recibida; se detecta en la poca gestión municipal un cierto ambiente de
tensión entre los Concejales: en 1.922 la elección de Alcalde se tiene que hacer por
sorteo una vez que tras dos votaciones entre los Concejales, persiste el empate a tres
votos para cada candidato; algún acuerdo se adopta "por mayoría" cuando
siempre lo habían sido por unanimidad, levantándose en alguna sesión voces
discrepantes. Se observa un paulatino relevo en las personas o familias que desde siempre
habían ocupado los cargos municipales (Ayuntamiento y Juzgado), aunque sea más en la
forma (nuevas personas) que en el fondo ( continúan representando y defendiendo los
intereses de quienes participaron antes directamente en el gobierno municipal y ahora lo
hacen indirectamente).
Las obras públicas durante este periodo son un trasunto de las
del siglo anterior e incluso decaen: escasa dotación presupuestaria; abuso de la
prestación personal como forma de ejecución de las mismas; recomposición de caminos,
puentes y pozos: en 1.913 se procede a una segunda limpieza de los pozos del Pozuelo,
Venta, Salobre y Cerrillo Redondo pues "con motivo de la prolongada sequía ha
habido necesidad de apurar su limpieza hasta los cimientos...originándose un gasto de 40
Pta. según la nota de jornales invertidos..."; sin embargo en 1.916 y 1.917 son
los temporales de lluvia y nieve los que ocasionan importantes desperfectos. La conducción
del agua potable desde el pozo de la Dehesa y la construcción de una Fuente es
la obra estrella, y única, de la época. El 14 de enero de 1.912, el Ayuntamiento
acuerda "requerir a los propietarios de las fincas situadas por donde ha de
atravesar la cañería para la conducción de las aguas potables del Pozo de la Dehesa,
para que manifiesten su conformidad..."; el 15 de septiembre aún no han
comenzado las obras pues el Ayuntamiento acuerda la necesidad de dar inversión a los
fondos (inicialmente 2.020 Pta.) destinados a la conducción de agua y construcción de
una Fuente, pero la zanja por donde iba la conducción se haría con "prestación
personal"; en Junio de 1.915 ya se ha terminado la conducción "...pero en
vista de que las obras de la Fuente no están concluidas, y que el deseo del vecindario es
aproximarla otros 250 metros más acá, a la derecha de la carretera, en el terreno que no
aprovecha para el cultivo, propiedad de D. Luis Sáiz y Hermanos, cedido por estos
propietarios, y no teniendo fondos comprendidos en el presupuesto municipal y considerando
de urgente necesidad la conducción de la cañería hasta dicho sitio, se estaba en el
caso de pensar si de los fondos de pastos del año actual se podían sacar 500
Pta...", acordándose que se emplee este dinero. En diciembre de 1.915 aún no
está terminada la Fuente, destinándose a tal efecto otras 105 Pta... En 1.916 se debió
de terminar, por fin, la Fuente; pues en diciembre de este año se producen graves
desperfectos en la cañería y en la Fuente debido a un temporal de agua. Junto al lugar
donde se ubicó la fuente, se construyó también un lavadero que posteriormente se
acordó quitar: así en Sesión de 2 de mayo de 1.920 se expone "...que el
lavadero público de este pueblo, mas bien que ventajoso era un foco de infección, por lo
que a propuesta de D. Federico Ruíz, maestro y vecino, así como la mayoría de los
vecinos, exponía las ventajas de higiene que se podrían conseguir, bien suprimiéndolo o
trasladándolo a otro sitio...como no hay recursos para ello acuerdan recargar en un 40%
el reparto de Consumos para comenzar las obras". Al final cambia la Corporación,
y el 14 de noviembre de 1.920 se suspende el traslado del lavadero "por carestía
de los materiales..."
El golpe de estado de Primo de Rivera en 1.923 va a instaurar la Dictadura
Militar con la clara connivencia de la institución monárquica, y cuyo programa
político se muestra con claridad, incluso en el Ayuntamiento. En sesión de 13 de enero
de 1.923 se manifiesta del siguiente modo: "Enterada la Corporación del edicto
remitido a esta Alcaldía por el Sr. Delegado Gubernativo de este partido de Belmonte,
Capitán de Infantería D. Pedro Fernández Mazo...en el cual dirige un afectuoso saludo a
las Corporaciones y vecindario de los pueblos de su jurisdicción, esta Corporación
Municipal por unanimidad acuerda dirigir a dicho Señor Delegado un nuevo saludo y
adherirse en todo al referido Señor, poniéndose incondicionalmente a su disposición y
ayudarle en su campaña moralizadora y de saneamiento con el fin de extirpar de una vez
la política cancerosa que nos desmoralizaba y deshonraba y por lo tanto llevaba consigo
el desprestigio de nuestra madre España a la que todos debemos mirar; trabajar y
cooperar con nuestras fuerzas correspondientes a un engrandecimiento, con el fin de que
llegado el día en que se haya conseguido lo propuesto por el Directorio Militar y sus
Delegados Gubernativos, gritar ¡Viva España! ¡Viva el Rey! Y Viva nuestro prestigioso
Ejército, salvaguardia de la Nación." La Corporación, en un claro afán de
supervivencia, se adhiere a los postulados de la Dictadura, copiando y repitiendo sin duda
lo que el Delegado Gubernativo decía en su Edicto.
Los problemas cotidianos del pueblo, con Dictadura o sin ella, seguían
siendo los mismos: el asunto de la Fuente que se quería traer más cerca del pueblo, o la
rotura de la cañería y los "sillares" de la Fuente que hay que arreglar, o la
recaudación correspondiente a las fincas de bienes de propios de la Dehesa, o el
reclutamiento anual de los mozos, o el nombramiento de Guarda Municipal, o la venta de los
pastos...; asuntos cotidianos, pero que eran los que importaban al pueblo, más que
aquéllos que preocupaban a la Dictadura, que no dejaba tranquilos a los pueblos con sus
circulares e instrucciones. El 10 de febrero de 1.924 el Ayuntamiento debe entregar 11,5
Ptas. al Delegado Gubernativo de Belmonte "en virtud del reparto girado a los
pueblos de este Partido para pago de los muebles y arreglo de las habitaciones del Sr.
Delegado Gubernativo"; el 10 de agosto de 1.924, el Ayuntamiento debe adherirse,
como no podía ser de otro modo, "al acto que se ha de celebrar en prueba de la
honrada, patriótica y leal labor y actuación de nuestro Delegado Gubernativo"
(pronto comenzaban los homenajes...); el 14 de diciembre de 1.924, a instancia del
Delegado Gubernativo el Ayuntamiento tiene que hacer una colecta entre el vecindario y
poner él 26 Pta "para el monumento a los soldados conquenses muertos en la guerra
de Africa que se instalará en Cuenca"; el 11 de enero de 1.925, el Gobernador
Civil le dice al Alcalde que vaya a Cuenca a firmar en el libro que se entregará al Rey;
el 18 de enero de 1.925 el Delegado Gubernativo, le dice al Alcalde que vaya una
representación del Ayuntamiento a Madrid para asistir al homenaje al Rey...nadie del
Ayuntamiento puede desplazarse; da la impresión que ya están hartos de tanta colecta y
tanto homenaje. Y encima, por indicación del Delegado Gubernativo, han tenido que comprar
una bandera, un retrato del Rey, una caja de caudales y chapas para los carros.
Además, la dictadura militar inicia una política intervencionista
respecto de los productos básicos: aceite, harina y trigo (se llega a incautar el 10% de
la producción declarada en la Provincia), es de suponer que con el objetivo de evitar el
desabastecimiento de los pueblos.
La actividad del Ayuntamiento, a partir del 22 de septiembre de 1.927
en que se aprueba el presupuesto (7.718, 82 Pta. de las cuales se destinan a Obras
Públicas tan solo 100 Pta., mientras que a personal y material de oficina 2.790 Pta.),
parece adormecerse a tenor de las pocas Actas Municipales que existen.
A principios de este Siglo ya se institucionalizo la "Fiesta
del Arbol" (como vemos, nada es nuevo), cuando el 27 de enero de 1.907 el
Ayuntamiento, a instancia del Gobernador Civil, prescribe que a partir de este año se
celebre sucesivamente la Fiesta del Árbol, por lo que con la presencia de los niños y
niñas de la Escuela, del Sr. Maestro y del Sr. Cura, así como la corporación, "teniendo
de antemano preparados para cada niño el suyo(el árbol) con la correspondiente
inscripción y para cada niña un rosal, fueron conducidos al sitio designado, procediendo
acto seguido a su colocación en el sitio de La Glorieta, con la mayor solemnidad
posible..."; en otra ocasión los árboles se pusieron en La Peana y por lo
menos hasta 1.920 sigue celebrándose esta Fiesta, aunque es de temer que en la mayoría
de los años no se llegase a realizar materialmente la plantación, limitándose a constar
en los Acuerdos Municipales