La Mancha y más concretamente Argamasilla de Alba despiertan el interés de muchos viajeros extranjeros a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
Argamasilla de Alba se convierte en “el lugar de peregrinación”, la “Compostela Literaria” que debe visitar y contemplar todo amante de la inmortal obra de Cervantes, Don Quijote de La Mancha.
Así lo vieron muchos de los viajeros extranjeros por España y así lo debe ver aquel que se acerca al lugar donde está la cárcel flor y espejo de todas las cárceles del mundo, el lugar donde nació y yace el andante caballero a quien llevó Rocinante.
Todas las cosas son fatales, lógicas, necesarias;
todas las cosas tienen su razón poderosa y profunda.
Don Quijote
de la Mancha había de ser forzosamente de Argamasilla de Alba.
Oídlo bien, no lo olvidéis jamás: el pueblo entero
de Argamasilla es lo que se llama un pueblo andante.
Y yo os lo voy a explicar.